domingo, 3 de abril de 2011

ALHONOZ

El yacimiento de Alhonoz contiene los restos de un poblado protohistórico de considerables dimensiones, situado en la margen izquierda del Genil, compartido por los términos municipales de Herrera y Écija (Sevilla), en las proximidades del núcleo de población de Isla Redonda a cuya demarcación pertenece.

Es una cima de forma alargada en sentido Norte-Sur, rodeada en parte por un cinturón de muralla y con una cota máxima de algo más de 240 m. donde se asientan las ruinas del castillo medieval que da nombre no sólo al yacimiento sino a todo el entorno.

Sus coordenadas Greenwich son: 1º 12´ long. O y 37º 25´lat. N.

En nombre de Alhonoz o Aljonoz es la castellanización del término árabe al-Hunur que viene a significar "el último", es decir, el último castillo de la cora de Écija.





En la cota 242 m. se asienta la fortaleza medieval islámica de Alhonoz y desde ella se va sucediendo una topografía aterrazada que se corresponde con las fases expansivas de la población protohistórica.




Este yacimiento ocupa un posición centrada en el Valle Medio del Genil, a 5 km. en línea recta de Los Castellares de Puente Genil, ambos en la margen izquierda del río y coincidentes en la secuencia protohistórica descrita por uno y otro. En el caso de Alhonoz han sido las excavaciones que llevé a cabo de una manera febril de 1973 a 1982 las que han puesto en evidencia su secuencia protohistórica mientras que en los Castellares se ha deducido por el contexto superficial y los hallazgos circunstanciales.

El resalte en el paisaje llano de las campiñas de Sevilla y Córdoba de estos yacimientos fue el determinante de los asentamientos humanos que se produjeron a finales de la Prehistoria o comienzos de la Protohistoria al tiempo que favoreció la interrelación visual entre unos y otros. Desde Alhonoz se divisan el yacimiento de los Castellares de Puente Genil, también a orillas y en la misma margen izquierda del río y la Camorra de las Cabezuelas de Santaella, en la banda derecha y próximo al rio de Cabra.



Tres yacimietos importantes de la Protohistoria andaluza, Alhonoz, Castellares y Camorra de las Cabezuelas, casi equidistantes entre sí. Los tres pertenecen al ámbito de Genil Medio, siendo los dos primeros ribereños de este río mientras que la Camorra de las Cabezuelas se asienta en las proximidades del río Cabra, afluente del Genil.  Los tres convergen en fase ibérica y, en el estado actual de la investigación, no se puede precisar si los tres completan en paralelo toda la secuencia protohistórica puesto que el único que se ha investigado en profundidad es el de Alhonoz.
Son tres resaltes en el paisaje monótono de la capiña sevillano-cordobesa por lo que se relacionan visualmente entre sí.


Todos los hábitats protohistóricos del Valle del Genil repiten un patrón de asentamiento consistente en la ocupación de las cotas altas de la campiña, próximas a un curso fluvial.





En el conjunto general de la Protohistotria de Andalucía el Valle del Genil ocupa una posición centrada y comprende aproximadamente cincuenta asentamientos de base urbana de los que únicamente se han excavado cinco (Alhonoz, La Muela de Santaella, Monturque, Estepa y Écija), siendo Alhonoz el que ha protagonizado la investigación más intensa.



Como casi todos los yacimietos protohistóricos de la campiña del Genil, Alhonoz es un asentamiento de base urbana que comparte unos caracteres topográficos comunes con el resto de los hábitas.

Se trata de un cerro alargado en sentido norte-sur flanqueado al Oeste por una línea de muralla que se divisa nítida en la visión vertical y que he excavado durante dos campañas en un largo tramo. Por el lado occidental, que cae al río, el escarpe más acentuado parece sustituir a la línea de fortificación, como defensa natural.





Fotografía vertical de Alhonoz (gentileza de don Ricardo Marsal, propietario de la mayor parte del yacimiento). Los números indican las excavacones en el orden en que se fueron realizando y el castillo (nº 2). No aparecen las primeras excavaciones (1973-75) porque hubieron de ser cubiertas por imposición del propietario de la parcela sur, donde se ubicaban.




Las excavaciones llevadas a cabo en este yacimiento han seguido una progresión sur-norte y han abarcado desde septiembre de 1973 a septiembre de 1982. Una década en la que sumando todos los días de trabajo de campo han abarcado casi un año de actividad, desde los momentos iniciales que compartí responsablidad con don Manuel Perdiguero hasta que, a partir de 1982 se frustró cualquier intento de proseguir los trabajos por la imposibilidad de conseguir nuevas autorizaciones oficiales,  pese a  que por parte del propietario del yacimiento nunca se me ha negado el permiso, incluso en cuanto supone la inutilización de parte del terreno para uso agrícola.




Siempre sobre las cotas superiores he seguido un programa de excavaciones que han tenido como objetivo básico tomar el pulso al yacimiento y la determinación de la secuencia protohistórica que se intuía en el contexto superficial, así como la fijación de las diacronías y sincronías que se pudieran advertir entre los diversos sectores excavados.



A pesar de la intensa actividad que llevé a cabo en Alhonoz y que, sumando las superficies de todas las áreas excavadas, se haya afectado metodológicamente a unos 2000 m. cuad., y aun teniendo en cuenta los resultados espectaculares obtenidos en algunas campañas, dada la gran extensión  del yacimiento (entre 10-15 ha.), se puede llegar a la conclusión de que apenas he infringido más allá de un simple arañazo a los niveles arqueológicos.


Pero, incluso con esa pequeñez en términos relativos, Alhonoz fue en su momento y en el presente casi lo sigue siendo uno de los escasos referentes de toda la parte sur de las campiñas de Sevilla y Córdoba de los estudios sobre la Protohistoria y prácticamente el único donde se han obtenido conclusiones elocuentes sobre el urbanismo de época ibérica en todo este sector de la Turdetania.

En todo momento he estado convencido de la obligación científica, y casi moral, de publicar los resultados de las excavaciones y, partiendo de lo que es casi el axioma de que una excavación no publicada es como si no se hubiese llevado a cabo, creo haber cumplido con mi responsabilidad de dar a conocer los resultados de las excavaciones de Alhonoz hasta el punto en que se me ha brindado la posibilidad y mis propias limitaciones me lo han permitido.

Con ello se ha generado una blbliografía de la que presento algunos de los títulos bajo mi firma, tanto en estudios parciales como en la elaboración de una tesis doctoral que, aunque abarcando todo el amplio margen del Genil Medio, tuvo como referente básico los resultados en Alhonoz que me sirvieron para analizar los contextos superficiales del resto de los hábitas de la protohistoria genilense.















2 comentarios:

  1. Me parece magnífico que permitas al resto de los humanos asomarnos a esta ventana y hacernos partícipes, aunque sea de una forma superficial, de tus experiencias como arqueólogo.
    Con tu entrega sin límites, tesón y entusiasmo has conseguido convertir lugares anónimos en rincones mágicos, que nos transportan en el tiempo, testigos silenciosos de mil historias y del mucho esfuerzo realizado por alguien sensible y muy especial.
    C.G.C.

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  2. He estado en ese castillo, me llamó la atención lo grande que era y que ni siquiera mi abuelo que es conocedor de todos los terrenos de al rededor sabia que existía. Tengo curiosidad por si oculta algo debajo

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