martes, 24 de mayo de 2011

4. ANOTACIONES A LA CARTA ARQUEOLÓGICA DE PUENTE GENIL. La ciudad de Oningis

La ciudad de Oningis en la obra de Plinio.

La “Historia Natural” de Plinio contiene el párrafo 12, particularmente interesante para entender la geografía histórica de la zona del Genil al describir las ciudades del Convento Jurídico Astigitano: Singilis fluvius in Baetim quo dictum est ordine irrumpens, Astigitanam Coloniam...huis conventos sunt...oppida libera... Oningis...

Entre las urbes que menciona, unas ignotas y otras identificadas, se encuentra Oningis cuya localización se ha prestado a numerosas interpretaciones que teóricamente han quedado resueltas con la contundencia que supone la epigrafía. El hallazgo de una lápida, actualmente en el Museo Arqueológico de Puente Genil, en que aparece el locativo ONINGIT(anus) en el cortijo de “la Angula”, término de Casariche, y su estudio (LUZÓN NOGUÉ, J.M. 1968) dio pie a la especulación sobre cuál sería la procedencia del personaje, Marco Cecilio Severo,  enterrado bajo este epígrafe en un lugar sin otro contexto arqueológico y que no parece corresponder con una urbe.

 El análisis macroespacial de la zona de hallazgo trajo una vez más a escena las proximidades de Castillo Anzur y más concretamente el yacimiento de la Villeta de las Mestas (CORZO SÁNCHEZ, R., 1975) como probable ubicación del municipio de Oningis.

El yacimiento de La Villeta, asentamiento romano de base urbana con raíces en el Bronce Final (LÓPEZ PALOMO, L.A. 1983), aunque administrativamente está dentro del término de Aguilar de la Frontera por la prolongación de éste hacia el Sur, ha sido reiterativamente considerado como de Puente Genil, tanto por la opinión pública pontanense como por la historiografía local e incluso en la esfera institucional como es el Museo Arqueológico de Córdoba, depositario de la cabeza de Druso el Joven procedente de este yacimiento, que fue publicada como de Puente Genil (GARCÍA Y BELLIDO, A., 1949, pp. 29-30, lám. 17) y como tal recogida en dicha institución.





El epígrafe de la Angula es el siguiente:

M. CAECILIVS. L. F. SE
VERVS. ANNOR. LV. PIVS IN
SVIS. H. S. E. S. T. T. L. HVIC. ORDO. M. F.
ONINGIT. AN. I. DEC. R. LAVDATIONEM. LO
CUM. SEPULTURAE. FVNERIS. IMPEM
SA. EXEQVIAS. PVBLICA. STATUA

Marco Cecilio Severo, hijo de Lucio (de la tribu Quirina), de cincuenta y cinco años, piadoso para con los suyos (o querido de los suyos), aquí está enterrado. Séate la tierra leve. El Orden (decurional) del Municipio Flavio Oningitano decretó para él  (o en su honor) una oración fúnebre, el lugar de la sepultura, los gastos del funeral, las exequias (y) una estatua pública.



 
Este epígrafe supone para el profesor Luzón la localización muy aproximada de una de las ciudades de que se tenía noticia a través de la obra de Plinio pero que no había dejado otro rastro de su existencia,

Sin embargo, como él mismo afirma, el lugar del hallazgo carece de vestigios superficiales que denoten la presencia del solar de una urbe desaparecida, con excepción “del emplazamiento (que es) óptimo para una ciudad”.











 
Lugar de hallazgo del epígrafe de M. Cecilio y su entorno arqueológico (las aportaciones de Luzón y Corzo).



***



Por otra parte, el punto de localización de la lápida está próximo a otras urbes de nombre conocido (Astapa, Ostipo, Ventipo, Olaura, etc.), todas las cuales están “muy próximas entre sí y debieron constituir una región de características uniformes”.

El epígrafe ha sido fechado a fines del siglo II o principios del III, aunque los caracteres arqueológicos del entorno arrancan el poblamiento en época protohistórica y una perduración en la Edad Media. La interpretación macroespacial que se ha hecho apunta la posibilidad de que Oningis estuviera en la zona de Castillo Anzur (CORZO, R. 1975), con una ubicación preferente en el “despoblado de las Mestas, dentro de la sierra de Anzur y sobre el Genil”.

Las propuestas de Corzo sobre los acontecimientos de la Segunda Guerra Púnica, en cuyo desarrollo se incluye la batalla de Oningis, suponen una identificación de esta urbe con Orongis y la inclusión del Valle del Genil en el relato de Livio, lo que no es descabellado teniendo en cuenta el asedio de Astapa, situada en las proximidades y relatado en el mismo texto latino.

Supone Corzo que la ocupación de Osuna por los romanos, como campamento de invierno, sólo puede explicarse “tras la expulsión completa de los cartagineses de la zona del Genil”.

En cualquier caso, la presencia de la ciudad romana de la Villeta de las Mestas, hoy sumergida bajo la ciénaga del pantano de cordobilla junto a los restos del puente que mencionan los hermanos Oliver y Hurtado, son datos para una pesquisa sobre la localización de la ciudad de procedencia del Marco Cecilio de la tribu Quirina, enterrado en el cortijo de la Angula.

La bajada de nivel de las aguas del pantano coincidiendo con un período de sequía de principios de los años ochenta puso al descubierto estructuras de hábitat romano, asociadas a pavimentos de mosaico y revestimientos de estuco, que pude fotografiar en aquella ocasión (LÓPEZ PALOMO, L.A. 1994)


 
Estructuras de hábitat romano en La Villeta de las Mestas

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