martes, 24 de mayo de 2011

3. ANOTACIONES A LA CARTA ARQUEOLÓGICA DE PUENTE GENIL. Geografía del Bellum Hispaniense

Geografía del Bellum Hispaniense en la zona de Puente Genil. Ventipo y Carruca-

A pesar del cierto complejo de “modernidad”  que normalmente se respira entre la población de Puente Genil, considerando a esta población ausente de raíces históricas y resultado de una evolución urbana de hace tres días, una erudición histórica desde el siglo XVIII ha aludido reiterativamente a zonas concretas del término, cuando no al propio pueblo, como asiento de viejos núcleos de población de los que se mencionan en las fuentes históricas.

El Pontón de Don Gonzalo, primero, y Puente Genil, después, ha estado presente en la bibliografía histórica de eruditos de muy diversa índole que, teniendo como base la reducción de tal o cual ciudad de las que han dejado huella en los textos históricos latinos, no han dudado en situar algunas de ellas en tierras de Puente Genil.

Ello generó una polémica que tuvo como base el análisis de los textos históricos o epigráficos y su contraste con la dispersión de  los yacimientos arqueológicos más destacados del término. Polémica que en la actualidad no está definitivamente resuelta, aunque algunas de las reducciones carecieron en absoluto de fundamento.

La reflexión sobre esta polémica, que tuvo como protagonistas a poco más de media docena de eruditos, nos dará idea de la visión que tuvieron sobre el Pontón de don Gonzalo los estudiosos de antaño, que se empeñaron una y otra vez a hacer partícipe al pueblo y sus alrededores de acontecimientos importantes de la Historia de Occidente y crearon un ambiente en algunos casos de sobrevaloración de la arqueología local, que culmina en el siglo XIX con las figuras de Pérez de Siles y Aguilar y Cano.

Los hechos históricos que más movieron la curiosidad de los eruditos fueron la conquista romana de la Bética, la Guerra Civil césaropompeyana y la red recomunicaciones romanas en la Bética. Y como consecuencia de tales hechos aparecen en escena unas poblaciones que, a veces sin justificación alguna, han sido traídas a tierras pontanensas pero que, en cualquier caso han otorgado un protagonismo a Puente Genil.

En relación con los acontecimientos inmediatamente anteriores al desenlace de Munda encontramos en la escena bélica la ciudad de Ventipo

Las fuentes latinas mencionan esta urbe en la Naturales Historia de Plinio y en el Bellum Hispaniense.

En este segundo texto se sitúa en la ruta cesariana de seguimiento de Cneo Pompeyo tras la batalla de Soricaria: “Insequenti tempore Ventiponem oppidum cum oppugnare coepisset, deditione facta iter in Carrucam, contra Pompeium castra posuit” (Bell. Hisp. XXVII, 27). Después (César) asedió la plaza fuerte de Ventipo, y conseguida su rendición, se dirigió a Carruca y acampó frente a Pompeyo (CASTRO SÁNCHEZ, J, 1992,  pp. 56 -57).

Esta descripción supone una progresión militar hacia el sur que no contradice su identificación en el lugar conocido como Atalaya de Casariche, hacia donde la epigrafía ha polarizado claramente el topónimo.

Tanto la topografía de este yacimiento como las inscripciones  avalan  cualquier posición razonable a la localización de Ventipo.

Los dos epígrafes con el locativo Ventipo (CIL II, 467 y 468), que no consideramos necesario transcribir aquí son contundentes en su localización en Casariche y, concretamente la primera de ellas, “En el sitio o aldea llamada Vado García... camino de la Puente de Don Gonzalo”.

Pero fue la mayor entidad del Pontón de Don Gonzalo y la casi equidistancia de la Atalaya entre ambas poblaciones actuales, la que ha aproximado la ciudad romana a Puente Genil.

El proceso de reducción actual del topónimo Ventipo  a su ubicación correcta ha pasado por pintorescas interpretaciones durante el siglo XVIII, con alguna no menos curiosa alusión en los siglos anteriores, como la de Rodrigo Caro que incurre en la identificación de Ventipo con Basilipo, basándose en un texto del Hispaniense en el que se dice: Eo die Pompeius castra movit en contra Spalim in olivito condtituit (aquel día Pompeyo trasladó su campamento y lo levantó en un olivar frente a Spalis). Al confundir esta Spalis, que debe tratarse de un error donde tal vez debería decir Ipagrim, con la Spalis o Spalim (Sevilla) llevando el relato a las inmediaciones de la capital andaluza.





En el siglo XVIII, a pesar de la existencia de una mayor abundancia bibliográfica y probablemente de una prospección mayor, tampoco se consigue fijar la situación real de Ventipo y se origina una erudición eclesiástica que tiende a llevar el solar de esta urbe a la Puente de Don Gonzalo.

En esta identificación incurre el Padre Ruano en el II tomo de su manuscrito sobre la Historia de Córdoba donde reiterativamente insiste en ello, llegando a afirmar que “En estos tiempos ya no se puede dudar que la ciudad de Ventipo es la villa de la Puente de Don Gonzalo, la cual tomó este nombre por el antiguo puente, que tiene sobre el Xenil, construido en aquel sitio desde los tiempos de los Romanos, como lo demuestran sus cimientos, aunque después se haya reparado muchas veces, por el qual en nuestro juicio passaron los dos exercitos de Pompeyo, i Cesar” (RUANO, F., ms. 1760, libro segundo pp. 272 y 272 vuelta).

Con este texto y  algunos otros de semejante inspiración el ilustre clérigo da por sentada una realidad sin fundamento identificando sin más a Puente Genil con Ventipo, incluso en el índice geográfico que contiene su obra en el que se dice: “Puente de Don Gonzalo, Villa del Obispado de Cordoba, llamada antiguamente Ventipo y hace pasar por el puente que da nombre a la villa a los ejércitos romanos antes del episodio de Munda.

Así se crea un error posiblemente inspirado  por otro de los curas ilustrados del siglo XVIII como el P. Enrique Flórez que reincide en lo mismo (FLOREZ, E. 1753) afirmando que “la situación de este lugar (Ventipo) fue junto al llamado hoy la Puente de Don Gonzalo, que parece conservar algo del nombre antiguo, y está sobre el río Genil, antes de llegar a Ecija, como prueba una inscripción, que se conserva à la otra parte del río en Casaliche... la cual piedra se encontró a media legua de Casaliche camino de la Puente, en un sitio que llaman Vado García...y siendo esto cercano à la villa de la Puente de Don Gonzalo, reducimos alli la situación”.

El insigne historiador se conforma con fijar su atención sobre la población mayor de las que rodean el lugar de los hallazgos epigráficos y, pasándole inadvertida la presencia de la Atalaya inmediata, opta por una identificación toponímica absolutamente errónea, en la que paraleliza intrínsecamente la terminación Ventisponte con el lugar de Pontón o Puente de Don Gonzalo.



El otro gran teórico del siglo XVIII, López de Cárdenas, “Cura de la villa de Montoro”, en los comentarios que hace de la obra “Antorcha de la Antigüedad” del Lic. Franco, menciona Ventipo en razón al sufijo ipo. Se trata de una referencia indirecta provocada por la alusión a Cedripo, incurriendo en el error de desconocer la mención aVentipo en la obra de Plinio: “la palabra Ippo en composicion es muy frecuente en muchos lugares, que nombre Plinio en la Betica, como son Belippo, y Lacipo..., y en otros que no nombrò Plinio, como Vetippo”(LÓPEZ DE CÁRDENAS, F. J. sin fecha, p. 114).

Con mayor detenimiento y no menos fárrago se extiende el cura montoreño en su obra inédita en la que hace un análisis exhaustivo de numerosos núcleos de población antigua de la Bética (LÓPEZ DE CÁRDENAS, ms. sin fecha). Dentro del capítulo dedicado a Ventipo comienza desautorizando la opinión del P. Flórez quien “parece que los informes que tuvo de esta población, ô no fueron los mas exactos, ô que no cuidò de la mejor averiguación de las cosas de Ventipo”.

Refiriéndose a los hallazgos epigráficos sigue refutando los argumentos de Fórez, evidenciando sus contradicciones puesto que “en el tomo X â el numero 22 reduce la situación de Ventipo â el lugar de la Puente de Dn  Gonzalo â la orilla septentrional del rio Genil que és por haberse hallado cerca de alli la piedra, como porque el nombre Puente parece, que conserva algo del nombre antiguo”, mientras que “en el tomo 2 de Monedas dice, que la situación de Ventipo cuadra â el lugar de Casaliche junto â Estepa, â donde se reduce la población de Ventipo”.

Así pone de manifiesto López de Cárdenas que “la variación de este gravisimo Doctor esta declarando que no tubo los informes necesarios para fijar La situación de Ventipo y por la razon, que da a favor de la Puente de Dn  Gonzalo, se conoce que aquí carecio de aquel tino, que lo condujo â lo cierto, ô verosimil en las cosas obscuras de otros pueblos”.

Demuestra intuición histórica el Cura de Montoro al ubicar de manera esquemática la población de Ventipo “â el medio dia de Atubi, hoi Espejo, y antes de llegar a Munda, junto â Malaga”,  aunque con interpretaciones totalmente desenfocadas al “entender, que estubo junto â el rio Jenil algo mas arriba de la Puente cerca del camino que va desde la villa de Espejo para Antequera y Malaga”.





Y sigue sin advertir Cárdenas la presencia del cerro de la Atalaya, aunque está convencido de que “es preciso buscar vestigios de antigüedad cercanos â el sitio donde se hallò la piedra sepulcral...”, desconociendo la existencia de Vado García.

La base de información del Cura de Montoro fue la relación epistolar que mantuvo con don Pedro de la Roa, presbítero de la Puente de Don Gonzalo, quien le aporta numerosos datos de la arqueología  romana de Puente Genil, que en parte podemos reconocer en la actualidad, como los de la Isla del Obispo (¿) y los de la desembocadura del río de las Quebradas o de las Yeguas.

En su búsqueda de Vetipo menciona Estepa, Carariche y “Mira-genil lugar â la orilla del rio del termino de Estepa inmediato a la puente â la vanda meridional del Genil”.

Por los contactos epistolares con gentes de aquellos lugares llega a tener conocimiento de “argamasones” junto a la desembocadura del río de las yeguas, que probablemente se traten de los restos de estructuras de opus caementicium que aún hemos alcanzado a ver en la actualidad en la cima de la camorra o castillejo de las Quebradas.

Fue una interpretación peregrina que llegó incluso a retorcer el topónimo en una transcripción curiosa del texto latino, aludiendo a la existencia de dos ciudades para encontrar una llamada Ventipo y otra que sería Ventiponte, en clara insinuación a la Puente de don Gonzalo, que no tiene nada que ver con episodios romanos ni muy posteriores, aunque Pérez de Siles y Aguilar y Cano admitiendo la duplicación sitúan en la Villeta de las Mestas (PÉREZ DE SILES, A. y AGUILAR Y CANO, A., 1874, p. 51) en cuyas proximidades existe un puente romano, hoy sumergido bajo las aguas del pantano de Cordobilla y que facilitaba el paso del río Anzur, casi en su desembocadura.

Conoce la inscripción de Vado García pero ignora la existencia de la Atalaya de Casariche, por lo que al insistir en que Ventipo hubo de ser “una población grande, bien fortalecida, escarpada y en monte alto, como lo eran Atubi, Ulia, Astapa, y otras que sabemos fueron teatro de las guerras de los romanos y Cartagineses”, llega mediante esta argumentación a la conclusión no menos curiosa de que Ventipo hubo de estar “una legua mas arriba de la Puente en un monte mui prominente y peñascoso â la orilla Meridional del Genil” en el sitio “que hoy llaman Castillo Anzur, y antiguamente Castil Anzur”, incurriendo incluso en errores de localización del lugar, aunque sigue insistiendo “pues se debe preferir el sitio de Castillo Anzur â otro cualquiera de la comarca para colocar en el â Ventipo, asi por no haber en ella sitio tan ventajoso para población, â excepcion de Estepa...” aunque se previene “mientras no se descubra monumento propriamente  iconografico que decida ultimamente el punto acompañandole de las circunstancias necesarias”.




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Con este ingenuo dibujo sitúa el Cura de Montoro Ventipo en Castillo Anzur


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La Historiografía del siglo XIX deja definitivamente fuera de dudas la ubicación de Ventipo  en la Atalaya, desde la obra de Cean Bermúdez (CEAN BERMÚDEZ, J. A,.1832), los datos de don Emilio Hübner en el C.I.L. (en “Vado García prope Casariche...) y con mayor contundencia en el detenido estudio de los hermanos Oliver sobre Munda (OLIVER Y HURTADO, J. y M., 1862) quienes aunque definitivamente sacan a Ventipo del término de Puente Genil apuntan opiniones interesantes sobre la arqueología local.

En la prospección que realizan sobre los escenarios en que buscaban tanto el episodio de Munda como sus prolegómenos toman contacto con numerosos lugares, alguno de los cuales ya había sido aludido en la obra del Cura de Montoro, presentando como novedad la alusión a la “puente romana” que unía ambas orillas del Genil “hacia el poniente de su confluencia con el rio Anzul”.
Se están refiriendo al puente hoy sumergido bajo las aguas del pantano de Cordobilla que fue, según los Oliver, el camino de paso de los ejércitos de César en dirección a Ventipo. La distancia entre Ipagro (Aguilar) y Ventipo  (la Atalaya) está a una jornada de camino y entre ambas se interpone el Genil que hubo de ser cruzado por dicho puente puesto que “en cinco o seis leguas no se encuentran ni rastros de otro puente antiguo” y además “el Genil no es vadeable , y por fuerza hubieron de pasarlo por un puente, que no puede ser otro que el que hoy ostenta todavía sus ruinas entre Aguilar y Casaliche”.





Por el puente romano, hoy sumergido bajo las aguas del pantano de Cordobilla cruzaron los ejércitos cesaro-pompeyanos camino de Ventipo (según la versión de los hermanos Oliver y Hurtado).
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Dentro de la bibliografía decimonónica la obra de los Srs. Pérez de Siles y Aguilar y Cano marca un jalón interesante en los estudios históricos que tienen como protagonista a Puente Genil. Es una investigación localista y un punto apasionada, propia de una momento tardorromántico, pero  con la suficiente objetividad como para no adjudicar a esta población ruinas heroicas que no le pertenecen.

El estado de la cuestión desde mediados del siglo XIX ha puesto las cosas en su sitio y arrebatado definitivamente la Ventipo del Bellum Hispaniense de las tierras de Puente Genil, pero hasta llegar a ello, los historiadores anteriores han traído y llevado la arqueología del Pontón de don Gonzalo.




Carruca.

Se menciona en el mismo pasaje que Ventipo y tanto en el relato del Bellum Hispaniense como en la narración pliniana, en que aparece bajo la forma de Marruca, parece corresponder a una misma ciudad..

En el primer caso se cita en el texto Insequenti tempore Ventiponenm oppidum cum oppugnare coepisset, deditione facta iter fecit in Carrucam... En el texto de Plinio se incluye entre las ciudades estipendiarias del Conventos Astigitanus.

A pesar de las varias identificaciones que se han hecho, continúa siendo una urbe ignota y, en cualquier caso, su ubicación no tiene nada que ver con las tierras de Puente Genil. Sin embargo no deja de ser curiosa alguna revisión que se ha efectuado a la geografía de la Guerra de Hispania en la que se ha querido identificar en diversos lugares, entre ellos algunos del término de Puente Genil, como El Carril o Los Arroyos (PÉREZ DE SILES, A. y AGUILAR Y CANO, A., 1874, p. 51) y más recientemente, la interpretación que opta nada menos que por Fuente Álamo para asiento de la ciudad (CARUZ, A., 1978).


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